Travesía en mi propio lienzo
Persigo
en mi barca un puñado de ilusión
y
en los cuencos de manos amigas
lo
derramo. Me derraman.
Espejeando
sonrisas de bocas anchas
urdiendo
trampas al destino
acorralándolo
poco a poco en el vaivén
para
que sus sombras pasen cantando.
Entreabro
las pestañas del tiempo irresoluto
y
me contagio en la idolatría del amor
meciéndome
en el misterioso ritual
de
los migrantes sentimientos apostando
a
alcanzar lo inalcanzable pese a todo.
Abanico
fantasías y saqueo sus tramas
en
la fosforescencia de un suspiro errante
próximo
y distante, tal vez furtivo
y
en la espesa nostalgia siempre vivo.
Juego
con los hilos invisibles de esa urdimbre
y
canto cada brizna de loco desatino
navegando
la vigilia del oráculo.
Indómita.