Paradojas

viernes, 16 de marzo de 2012

¿Caracola?

Para pensar, para vernos hacia dentro, para preguntarnos....y para disfrutar la literatura. Espero comentarios.


Escuchó el silencio. Las hojas caídas en el sendero crepitaban bajo los rayos del sol y las ramas se mecían suavemente sin brisa, como si quisieran hablar. De vez en cuando un crik crik dialogaba con las nubes y el murmullo de los pétalos fragantes llamaba a sonreír.
La caracola, cansada del interminable mar y las espumosas olas, anhelaba el umbrío bosque, los colosales árboles y los colores-algún pájaro le había contado-  que desconocía. Cerrada en su propio laberinto de  primorosas curvas esculpidas en nácar. Ajena a la estrella de mil ojos que retozaba al son de vibrantes compases de viento y distancia, dibujando en la arena. Sorda al canto milenario del agua en las rompientes,   renegaba de su realidad.


La mano la tomó casi sin ruido y después de un corto viaje, la depositó en el lugar elegido, frente a la ventana, entre otros recuerdos.
Ahora extraña. Ese antiguo rumor que acaricia sus oídos, fragor de agua salada salpicada de espuma, es sólo un recuerdo. A veces, en la ventana, una pequeña mariposa danza feliz.




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