Paradojas

jueves, 23 de febrero de 2012

Poema sin terminar


La vida
de a ratos…
Te impregna con el aroma
a pan recién horneado.
Canta un pájaro
en tu ventana abierta.
Apacigua tus pies cansados
en la corriente del río.
Murmura una voz amiga
junto a tu oído.
Despierta la madrugada
en la paz del cielo.
Atrapa la magia
de ese esperado beso.
Busca tu emoción
brillando en la mirada.
Va a la estación
cuando llega un hijo.
Pincha las nubes
de necesaria lluvia.
Escribe poemas tiernos
en cada abrazo.
Se forma ese hoyuelo
en la carita de un niño
Ríe tus sonrisas
cómplice y compañera.
Vibra de alegría
en un  paisaje inmenso.
Descalza las huellas
en la arena bajo la luna.
Suspira de color
en la flor y el rocío.
Estremece la montaña
cuando juega el viento.
Salpica en cada piedra
que forma el remolino.
Descansa en tus sueños
los otros y los míos.
………………….
…………………

Regala e insiste…
la vida.





domingo, 12 de febrero de 2012

Valle de la luna


 
En pos de huellas
de enormes lagartos
o tal vez otra cosa…
redescubrimos historias
tejemos levemente
un camino nuevo
en ojos con sonrisas
y greda roja.
A través de la distancia
en largos años
y pasos lejanos
buscamos de nuevo
esas piedras azules
para atesorarlas
atesorándonos
abrazo y ternura.
Sinuosa serpiente
la trama de la vida
arrastra fragmentos
que a veces se juntan
en una mirada
acaso una  pregunta…
en el amor de siempre
mis niños ya grandes
y canta la luna.




viernes, 10 de febrero de 2012

Imagino

2012
Ya sé. pasó el tiempo y no lo tengo al día. Pero prometo seguirlo asiduamente. Se lo merece. Y para empezar este nuevo año, un cuentito con nostalgia. Una foto de mis padres y una ilusión. Espero les guste y me lo hagan saber. Un abrazo a mis lectores.

                                             

Imagino

Un día cualquiera al atardecer, después de las tareas. Un cálido sillón, mullido y perfumado. El platillo de porcelana, ribeteado en dorado y la porción sabrosa de torta de chocolate. El sabor del momento, con una charla constante y serena. Apenas una risa disimulada en palabras moviendo las arrugas salobres de distancias, aún distantes. El café aromoso y caliente, dando espíritu al cuerpo.
Sin percibir, en el mágico instante: los fríos y sucios cristales; las ratas hambreadas de migas; las rejas cerrando el escondido corazón; los claveles secos de recuerdos.
Las miradas entrelazadas, amor con sabor a río, cercano y memorioso, con sus cabelleras de sauces ondeando en la noche y los pájaros piando en sus nidos.
Los veo, ancianos y plenos, de plateadas sienes, mirándose a los ojos tiernamente, mientras cae la noche en su halo de luna distante y las hojas se empapan de rocío, con la misteriosa niebla del tiempo.
Imagino.